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miércoles, 21 de noviembre de 2012

La épica griega



Tema 1: La Épica


       

1.1. Introducción

La literatura épica canta las hazañas (ἔπος significaría "relato, canto") de los héroes, con frecuente intervención de los dioses. Se corresponde en la tradición occidental con civilizaciones aristocráticas en las que han de resaltarse los valores guerreros, individualistas y de casta nobiliaria. Así pues, la epopeya griega refleja un mundo poblado por héroes, dioses y, en último término, hombres embarcados en la aventura de vivir y de morirmicenas.
Las primeras manifestaciones de este género que han llegado hasta nosotros (si bien es muy probable que existieran otras anteriores) son dos poemas de extraordinario valor y calidad literarias, la llíada y la Odisea, atribuidos a Homero (siglo VIII a. C). Se trata de largos poemas narrativos, compuestos cada uno de ellos por 24 libros o cantos, de extensión variable, entre 450 y 900 versos. Las dos epopeyas hacen referencia a relatos de la edad heroica y tienen como trasfondo la Guerra de Troya.Homero

Se puede afirmar que la literatura occidental nace al mismo tiempo que la epopeya griega antigua, que tiene por lo tanto en la Ilíada y la Odisea sus manifestaciones más antiguas de la literatura de transmisión oral. Con anterioridad a esta fecha no se conserva ningún resto escrito que pueda calificarse estrictamente de literario.
Esta poesía heroica se cantaba en versos de métrica uniforme y ritmo rápido denominados hexámetros, que tenían seis pies métricos y alternaban sílabas largas (__) y breves (U):

(__ UU (o __) / __ UU (o __) / __ UU (o __) /__ UU (o __) /__UU / __U (o__)

iliada
Otra gran figura de la épica arcaica es Hesíodo autor de Trabajos y días, obra de contenido claramente didáctico sobre la agricultura y de Teogonía, poema cosmogónico que relata la genealogía del mundo y de los dioses que integran el panteón heleno. Tradicionalmente se incluyen estas obras dentro del género épico, no por su temática, sino por su métrica y estilo.
En época helenística, destacamos a Apolonio de Rodas (s. III a. C.) con su obra  Argonaútica , donde los valores guerreros homéricos ceden protagonismo a la empresa aventurera: Jasón junto con otros héroes se embarcan en la nave Argo para conseguir el vellocino de oro, en la Cólquide, y lo consigue con la ayuda de Medea con la que mantiene una relación amorosa.
Homero fue el poeta más admirado en la cultura griega. Es por eso que en la celebración de las fiestas Panateneas del s. V se recitaban los poemas homéricos y en la educación de los jóvenes griegos incluía la memorización de l obra homérica. La influencia de la epopeya griega en la literatura posterior occidental es inmensa, tanto por la particular visión del mundo recogida en los relatos míticos contenidos en los poemas épicos como por el modelo de comportamiento social, sentimental o ético que ofrece; y su influencia es directa en la épica latina desde sus comienzos y de forma especial en La Eneida de Virgilio.

1.2. Homero y la Cuestión Homérica

Homero
Los griegos atribuían  estos dos grandes poemas a Homero. Pero los estudiosos de su obra han llegado a plantear muchos interrogantes sobre ella: ¿Es Homero autor único o ambas obras  son el fruto de recopilaciones de poemas más breves? ¿Lo es de la Ilíada pero no de la Odisea? ¿Existió verdaderamente Homero?... El intento de responder a estas y otras preguntas constituye lo que tradicionalmente se denomina “ la cuestión homérica”.
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     Estas dudas se plantean porque tanto la  Ilíada como la odisea presentan contradicciones de diverso tipo:

a)      Lingüísticas:

     Encontramos formas pertenecientes a dialectos distintos en un mismo fragmento, si bien predomina el jonio; aparecen asimismo arcaísmos al lado de formaciones claramente recientes, de tal forma que podemos decir que la lengua de estos poemas es totalmente artificial, jamás hablada de tal forma en sitio alguno.
b) Arqueológicas o culturales :

Las armas son normalmente de bronce, pero a veces aparece el hierro. El rito funerario normal es la inhumación, pero Patroclo, por ejemplo, es incinerado. Troya o la Ítaca de Ulises son ciudades micénicas, pero la Esqueria del rey Alcínoo que acoge como huéspede a Odiseo, tiene su ágora que recuerda a la ciudad que se da después de la época aristocrática.

Podemos encontrar asimismo repeticiones de frases, uso de ciertos recursos estilísticos, como comparaciones, catálogos (largas enumeracionesEscena de Guerra en Troya de guerreros, pueblos que participan en el combate, etc.), invocaciones a las Musas, digresiones (narraciones o relatos que se alejan de la acción principal), escenas típicas que se repiten siempre en los mismos contextos y sin apenas variación (sobre todo en las escenas de combate).

También aparecen los llamados defectos de composición,  así unas veces se habla como si existiese un muro que defiende el campo griego y otras no. En la Il. Hay un día en que se come dos veces en lugar de la sola vez acostumbrada; asamblea inicial de los dioses en la que se decide enviar a Hermes para que Calipso deje partir a Ulises, asamblea que es olvidada y luego al comienzo del canto V se reúne otra asamblea que toma idéntica decisión, etc.
Además ambas obras presentan características diferenciadas que atañen no sólo a su temática y ambientación, sino también a la visión del mundo que nos reflejan, a su estilo y lengua.
Estas características entre otras, han hecho que los eruditos, sobre todo a partir del siglo XIX, tomen dos posturas enfrentadas: la analítica que defendía fundamentalmente que estas obras en principio no constituían una unidad, sino que fueron ampliándose a partir de un núcleo inicial; o bien eran el resultado de la compilación de varios poemas más pequeños. La postura unitaria (s.XX) admite que Homero es la culminación de una larga tradición épica en la que se inspira.

1.3. Homero como aedo y poeta oral

Estas controversias han venido a cobrar sentido a la luz de los resultados de la épica comparada. Con ello se ha llegado a reconocer la existencia de una técnica épica  que ha sido modernizada a lo largo de sucesivas generaciones de aedos, pero conservando cosas antiguas; a veces coexisten lo antiguo y lo moderno y se utiliza lo uno o lo otro según lo exige el metro de cada pasaje.
Dentro de esta línea de trabajo destacan las aportaciones de  MILMAN PARRY sobre la dicción formularia. Con él, por primera vez, quedó demostrado que una grandísima parte de los poemas está constituida por fórmulas aisladas que se combinan entre sí. Se denomina  fórmula a la expresión fija de un pensamiento en un esquema métrico determinado. Así, junto a fórmulas aisladas como los epítetos que acompañan a los nombres de los héroes y dioses, hay sistemas de fórmulas destinadas a expresar ideas semejantes buscando el mismo esquema métrico.
El sistema formulario tiende a una economía expresiva. Esta fuerza de la tradición en el uso de estas fórmulas es tal que se llegan a utilizar a veces de manera  inadecuada (Aquiles es llamado “el de los pies ligeros” cuando duerme en su tienda).
Para Parry y sus continuadores esta técnica está ligada a la composición oral, característica de toda épica primitiva. El poeta no compone con palabras, sino con frases hechas (fórmulas), lo que facilita su retentiva y labor creadora. De la misma manera, la regularidad métrica es fundamental en la memorización de los poemas y en su transmisión oral de generación en generación. Todos los poemas épicos presentan dos elementos en común: se componen y recitan de memoria, sin ayuda de la escritura, y se cantan con acompañamiento musical. Los poemas son, propiamente, canciones.   Así, en el caso de que Homero conociese la escritura, la poesía oral es la base de la que arranca. En casi todas las culturas la poesía épica tuvo una primera etapa oral, en la que el aedo (ἀοιδός "cantor", término derivado del verbo ἀείδω "cantar")  se limita a repetir, con pequeñas variaciones, una serie de cantos de héroes y personajes míticos que él a su vez ha aprendido de otros aedos, sin que intervenga la escritura. A esta etapa sucede otra en la que el rapsoda, utilizando la escritura, crea sus propios poemas a partir de una serie de temas y motivos legados por la tradición. Ésta es la etapa de poesía culta y es a ésta a la que pertenece Homero.
Por lo tanto, a Homero debemos situarlo como poeta creador que se  basa en una larga tradición épica oral anterior a él y que, probablemente valiéndose de la escritura, compusiese su obra dentro del mundo Jónico de Asia Menor en torno a la mitad del s. VIII a.C., según se deduce del predominio del dialecto jonio en sus poemas y del conocimiento bastante preciso de la región cercana a Troya.
 A los elementos aportados por la tradición oral, Homero añadió ciertos rasgos propios que dieron personalidad a su obra:
  • CiclopeAsí creó unos poemas mucho más largos que los cantos de los aedos, organizados alrededor de las peripecias de un héroe principal con las que se entrecruzan las de muchos otros personajes menores.
  • Introdujo más intensidad y dramatismo en la acción.
  • Realizó una selección consciente del material que le había llegado por tradición oral.
  • Por último, Homero "humanizó" deliberadamente a sus héroes, dotándoles de virtudes tales como el amor a la patria, al amigo, etc.
El estudio de la lengua y las referencias de los poemas permiten datar solo de forma aproximada la composición de las caballo de Troyaobras: la Ilíada, hacia la mitad del siglo VIII, y la Odisea, cerca del fin del mismo siglo. Las diferencias entre ambas obras, por otra parte, se pueden explicar perfectamente como el fruto de la evolución artística desde la juventud hasta la madurez de un solo poeta
Con Homero, por tanto, la épica o epopeya griega se convierte en un género de poesía culta, pasando a ser a su vez maestro indiscutible del género, tanto para griegos como romanos.


1.4. Los poemas: la Ilíada y la Odisea


1.4.1. La Ilíada

La Ilíada es un gran poema épico lleno de furor guerrero. Los hechos que se narran mantienenIliada una cronología lineal, pero con digresiones que se apartan en ocasiones del tema central: el asedio de Troya por parte de los aqueos y sus aliados. La llíada cuenta en sus cerca de 16 000 versos repartidos en 24 cantos, el episodio final de la guerra de Troya, un breve intervalo en comparación con los diez años que los aqueos llevaban acampados frente a las murallas de la ciudad. Pero el hilo conductor del poema es la cólera del héroe griego Aquiles (cólera es precisamente la palabra con la que comienza el poema), ofendido por el rey Agamenón, jefe del ejército griego aliado contra Troya, que arrebata a Aquiles la joven prisionera a la que éste ama

La legendaria guerra de Troya se prolongó durante diez años de combates. Sin embargo, el genio de Homero supo concentrar la acción en unas semanas del décimo año, en torno a un episodio que proporciona cohesión a las diferentes historias que se suceden en las luchas entre héroes: "Ia cólera de Aquiles". La obra comienza con el agravio a Aquiles del rey Agamenón, jefe del ejército aliado contra Troya, al arrebatarle a una joven prisionera que aquel desea. La ofensa lleva a Aquiles, el mejor y más temido de los héroes, a retirarse de la guerra, junto con su ejército de mirmidones. Como consecuencia, a pesar de singulares enfrentamientos entre héroes griegos y troyanos, y de la intervención de los dioses, la ofensiva troyana logra poner en apuros a los aliados. Ante el empuje del principal héroe troyano, Héctor, que llega a suponer una seria amenaza para las naves aqueas, Patroclo, íntimo de Aquiles, al no conseguir que éste se reincorpore a la lucha, le ruega al menos que le deje sus armas para alentar a los griegos. Cuando Héctor derrota a Patroclo, Aquiles se reconcilia con Agamenón y se reincorpora a la lucha para vengar a su amigo. Tras la derrota de Héctor, la furia de Aquiles se ensaña con el cadáver del troyano, pero tras la advertencia de los dioses, acepta devolverlo a su anciano padre, el rey troyano Príamo, y la obra concluye con los funerales de Patroclo y Héctor. Al final del poema, vence la compasión por encima de la sed de venganza, lo cual expresa bien la gran visión humanista de Homero.

1.4.2. La Odisea.

La Odisea es un relato de aventuras que gira en torno a la figura de Ulises (nombre latino delOdisea griego Odiseo), uno de los héroes que contribuyeron a la destrucción de Troya. Al igual que en la Ilíada, el autor centra los acontecimientos en un episodio que dará cohesión a las diferentes aventuras del héroe: el regreso a su hogar, Ítaca, y la recuperación de su reino. La estructura narrativa del poema es más compleja, por cuanto las digresiones suponen simultanear dos acciones (Ulises, por una parte, y Telémaco, su hijo, que lo busca, por otra) y un salto temporal en el que el propio Ulises pasa a ser el narrador de sus aventuras pasadas. La Odisea, que consta de más de 12 000 versos repartidos también en 24 cantos, narra el retorno de Odiseo  desde Troya a su patria. El regreso del héroe al hogar tras pasar un sinfín de peripecias y arrostrar innumerables peligros será un tema recurrente en las literaturas occidentales posteriores

Al comienzo del poema, Odiseo se encuentra en la isla de la ninfa Calipso, quien ha de dejarlo marchar tras decidir los dioses, a petición de Atenea, permitirle el regreso a su hogar. Pero en Ítaca, su esposa, Penélope, se encuentra asediada por pretendientes, que dan al héroe por muerto y le exigen que elija a uno de ellos como esposo, mientras consumen la hacienda de la familia. Ante esta situación, Telémaco, el hijo de ambos, decide partir en busca de noticias de su Odiseapadre a los reinos de otros héroes que volvieron de Troya, como Menelao y Néstor. De regreso a su patria, Poseidón hace naufragar a Ulises, quien recala en el país de los feacios. Allí, su rey, Alcínoo, lo acoge con hospitalidad y, al reconocer al héroe, éste relata sus infortunios desde la partida de Troya: la sucesiva pérdida de su flota y sus compañeros entre tempestades; los enfrentamientos con seres monstruosos, como el cíclope, los lestrigones, las sirenas o Escila y Caribdis; la ira de Helios cuando devoran sus bueyes sagrados, o la transformación en cerdos a manos de la maga Circe. Al terminar su relato, los feacios lo obsequian generosamente y, después de un viaje milagroso, llega a Ítaca. Odiseo regresa a su palacio disfrazado de mendigo y, con la ayuda de Telémaco y un fiel sirviente, da muerte a los pretendientes y se reúne por fin con Penélope.
El tono de la Odisea es, indudablemente, menos guerrero que el de la Ilíada, de modo que la obra, más que a la exaltación de los valores aristocráticos, responde a la estructura tradicional del cuento de aventuras. Las diferencias con el poema de Troya se extienden, lógicamente, a una mayor presencia del mundo doméstico y de estratos sociales más diversos que los héroes y los dioses. Incluso la actitud de los inmortales resulta muy diferente: frente a las actuaciones bastante crueles y caprichosas de los dioses en la guerra de Troya, que en ocasiones parecían buscar la mera diversión, en la Odisea sus intervenciones están guiadas por motivaciones más éticas y por la búsqueda de justicia.
1.4.3 El mundo homérico: dioses y hombres
Los poemas homéricos, aunque por su tema se refieren al mundo micénico, en realidad reflejan el mundo griego del siglo VIII a.C., la época en que los regímenes aristocráticos se encuentran en pleno desarrollo, en que se están formando las polis, en que se ha iniciado la colonización del Mediterráneo y por tanto los contactos con tierras lejanas.
De otro lado, dos son los protagonistas principales de los poemas: los dioses y los héroes, el mundo divino y el humano. Los dioses homéricos se asemejan a los hombres por su aspecto, pasiones, vicios y virtudes -es decir, son antropomórficos-; sólo se diferencian por su inmortalidad y por ser superiores a los hombres en fuerza, belleza o inteligencia. Llevan una vida feliz y despreocupada en el Olimpo, y la propia guerra de Troya, en la que a veces intervienen, es para ellos algo sin importancia.
UlisesPor encima de los dioses hay un poder absoluto, irracional, que escapa a su control, el Destino. Éste se entiende como un cierto orden de los acontecimientos, que puede ser conocido mediante oráculos y predicciones, pero que nadie puede alterar, ni siquiera los propios dioses. Los dioses homéricos, que vienen a ser encarnación de las fuerzas de la naturaleza, actúan colectivamente como garantes del destino y, por lo tanto, del equilibrio del mundo, y así castigan las transgresiones de ese orden protagonizadas por los hombres.
En cuanto al mundo humano, éste está representado sobre todo por los héroes, seres que cuentan entre sus antepasados con algún dios, dotados de gran fuerza, belleza o inteligencia, superior a la de un hombre pero menor que la de un dios, y carentes por supuesto de inmortalidad. A diferencia de otras epopeyas, la épica homérica presenta a unos héroes muy "humanos": apenas intervienen monstruos o elementos mágicos, sufren y mueren como los hombres y encarnan virtudes como el patriotismo, la amistad o la fidelidad.Ulises y las Sirenas
En su actuación, el héroe homérico se ve sometido a un doble condicionante: el Destino y la propia intervención divina. Contra el primero nada puede hacer, pues es inexorable; respecto al segundo, es habitual ver a los dioses intervenir en las acciones de los hombres -por ejemplo, dando o quitando la fuerza a un guerrero en pleno combate-; también a veces el hombre que comete una acción indigna atribuye su decisión última a un dios. Sin embargo, hay también ocasiones en que es el hombre solo el que debe decidir y buscar una salida por sí mismo. Todo ello nos lleva a plantear el problema de la libertad en Homero: en realidad, aunque los dioses intervienen en la vida de los hombres, es el hombre el que al final decide si actúa o no, por lo que le queda un cierto margen de libertad.

 


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